DAHOMEY: una lejana cercanía o una cercana lejanía
Por Fernando López Lage
El filósofo y ensayista alemán Walter Benjamín (1892- 1940) distinguía la
pieza de arte original, definida por su aquí y
ahora, a diferencia de la copia como aquella deslocalizada, topológicamente indeterminada, carente de
aquello perteneciente a la pieza única.
La experiencia aurática de la obra, como también señala, surge
durante la contemplación del espectador, y ocurre cuando aparece esa lejana
cercanía o cercana lejanía. Cuando por ejemplo uno se queda colgado y el tiempo
desaparece frente a una pintura. [1]
En el comienzo de la era moderna se implanta la institucionalización de
los saberes, lo original e innovador, la conquista y los territorios, como
valores de ese proyecto se desparraman durante siglos entre la episteme
colonialista.
La pureza, el original, van a ser
a partir de allí, conceptos implantados e ideológicamente los que van a definir
lo trascendente, y siempre estarán asociados a lo genial. El genio es ese
iluminado con un don natural que es intransferible y único que además se
encarna en un personaje siempre blanco, masculino y europeo.
La Edad Media flota en un nube de oscuridad, era necesario para esta
implantación, queda repleta de relatos que la historiografía sesgada inunda de
negatividad, ignorancia y pestes.

Edipo y la esfinge de Jean-Auguste-Dominique Ingres, Museo del Louvre.
La cultura occidental se funda entonces, mediante un grupo de ideas que van a atravesar todos los saberes, generando el relato que indican lo positivo del progreso y del orden a través de la ciencia, el arte, la política, la religión, etc. La mitología griega, romana y bíblica van a ser esenciales para generar el ejemplo moralizante y va a ser ilustrada repetida y maravillosamente por el arte clásico. Toda esta modalidad violenta de la colonización estaba justificada en nombre de la conquista y de la implantación de los universales, los de la buena religión, como los definía Isabel La Católica.
Lo imperial es una construcción relativamente moderna. Es una constelación de sesgos
europeos un poco incoherente y un conjunto de mitos de superioridad blanca. Esta superioridad se verá
disfrazada de saber
y desconfianza hacia los otros, básicamente desde formas delirantes, sin respaldo científico. El
máximo invento corrupto de fines del siglo XIX, el
racismo biológico, sigue presente hasta estos días. Esa fue una época entonces donde las teorías
científicas
sobre la raza, la eugenesia y el darwinismo social se popularizaron en Europa,
EE.UU
y otros países. Que no existe ninguna evidencia científica de la existencia de
razas biológicas es
algo ya demostrado, el arianismo es una escoria que aún permanece y subyace en
grupos de ultraderecha esparcidos por el mundo entero.
Desde los grabados, pinturas y bajorrelieves se han ilustrado a lo largo de la historia cristiana,
falsos actos de abusos, violaciones, crucifixiones y sacrificio de niños por
parte de los judíos. Actualmente esta zona conspiranoide se cuela en los posteos en X de Q Anon y
seguidores de Trump. Conocidos actores que
han opinado sobre estos temas públicamente como Mel Gibson o Jim
Caviziel, intentando poner luz sobre redes de pedofilia,
el tráfico de niños para esclavización sexual y posterior asesinato, son las
formas desde donde se extrae sangre para adquirir el adenocromo: la droga de la
fuente de la juventud. Desde
X surgen teorías
que aluden a un pizzagate, entre otros delirios conspirativos, sostenido,
según estos grupos y sus seguidores
por la elite económica global que es mayoritariamente
judía. El antisemitismo se
manifiesta de varias formas, unas veces confesado y otras invisible. A partir del surgimiento de las redes sociales en nombre de la libertad
de expresión, aparece incluso bajo la forma de bot.

Meme de estética fashwave.
Trump habilitó a los supremacistas blancos y a la extrema derecha antisemita e islamófobica; los envalentonó para normalizar la violencia racista. En el imaginario social quedan instalados cómodamente grupos ultranacionalistas: como Proud Boys, QAnon, Oath Keepers, Boogaloo Bois, bajo el lema Make America white again. En nombre de la libertad de expresión cualquiera pueda hacer una apología del odio, sin ningún tipo de limitación legal. Los liberales, los conservadores y la ultra derecha puede que utilicen un lenguaje diferente, pero todos lo fortalecen y lo retroalimentan. La antipatía de la derecha hacia la diversidad, la equidad y la inclusión está mas presente que nunca desde la asunción de los presidentes Trump, Millei, Meloni, Putin, por nombrar algunos lideres mundiales.

Júpiter y Tetis, Ingres 1811, Museo Granet, Francia.
El eurocentrismo
asumió el
estatus de una teoría de la historia humana que privilegia
el mundo clásico
greco-romano como la cuna de la civilización humana, eclipsando al mismo tiempo
la realidad de África como otra posible cuna de la civilización humana.
Volviendo a la colonización, África
subsahariana fue un territorio prácticamente desconocido para
los europeos hasta el fin de la Edad Media. Lo que comunicó a Europa con el interior
del continente fue el río Congo.
Francia y Bélgica competían por la conquista, Inglaterra, Portugal, España y
Alemania también se repartían la
conquista de las tierras y sus riquezas. Las
piezas expropiadas de las culturas nativas de esas tierras fueron trofeos de
guerra de los colonos. Siguen en su gran mayoría expuestas impunemente en
museos europeos, con un nuevo carácter antropológico y arqueológico. Las
esculturas o piezas, fueron transfiguradas y obtuvieron un nuevo estado
ontológico.

En estos días se pueden ver grandes retratos de algunas de las amazonas en plena calle, en ciudades de Senegal como Dakar o Mbour.
Obtienen un valor
de copia al desplegar eso otro, objeto de
belleza, exótico, sin poder, y despolitizado. Cuando aludimos a Benjamin y la copia como aquel objeto deslocalizado e indeterminado, también podemos
relacionarlo con este tipo de copia que merece de experiencia auratica. Sabemos
cuando estamos frente a ellas que hay un gran porcentaje de datos que la
historia oculta y lo que se normaliza es la moral y la ética de la
colonialidad, que también sobre los objetos marginaliza su singularidad pautada
por sus cosmovisiones. Estas mayoritariamente relacionadas con el poder y la
religión en su tiempo y espacio especifico.
Una ontología es un conjunto de nociones básicas y generales sobre qué
es
lo que existe, qué es lo que es
algo y no es nada. Para la tradición
moderna
todo lo que es, se divide entre lo
que es el sujeto y lo que es objeto. Según dicha tradición el lugar del
sujeto corresponde exclusivamente al ser humano que en la visión eurocéntrica es
representado por el hombre blanco. Según tal tradición el universo se divide entre el sujeto humano y el
resto de lo existente que solo tiene derecho a ser objeto.
Esa jerarquía exclusiva y excluyente del sujeto/objeto
está arraigada que forma parte
del sentido común humano. Graham Harman y su planteo de la ontología orientada al objeto, conocida también como OOO, propone liberar al objeto de la sujeción del humano. La perspectiva de objeto es una ampliación porque todo objeto es también sujeto. No hay sujetos por un lado y objetos por
otro, sino objetos-sujetos o
viceversa porque no tienen jerarquía.
Todos los objetos-seres-existencias se colocan así en un mismo plano.Un objeto social, cultural, existe, es perfectamente
identificable y reconocible, poseyendo un ser y unas cualidades independientes
de la apreciación humana.
Existen también una serie de
relaciones con otros objetos, con los que impacta, causándose efectos mutuamente. La teoría de la simbiosis, según Harman, tiene la ventaja de respetar la existencia
autónoma de los objetos sin concebirlos como entidades totalmente estables, a
la vez que reconoce la importancia de los cambios que puedan transformarlos. La abeja, una flor, la polinización y la
ausencia de lo humano en un bosque, por ejemplo.
También Paul Preciado plantea que lo
único variable de los sujetos u objetos es la esencia. Utiliza el ejemplo de un
virus para enunciar que este no está definido por su formula, sino por lo que
va generando a su alrededor, una postura antiesencialista.

DAHOMEY
El Reino de Dahomey fue un antiguo Estado africano que se distinguió por su ejército de
mujeres y como centro de la trata de personas en el siglo XVIII. Situado en el oeste del
país yorubá, en la región costera de la actual República de Benín, Dahomey fue
probablemente fundado en la primera mitad del siglo XVII y estuvo originalmente
sometido al reino de Allada, de quien solo logró independizarse hacia 1715.
El reino de Dahomey se expandió por el actual Benín, Togo y Nigeria y era temido
por los diferentes grupos que se refugiaban en las montañas como la tribu Taneka o la
etnia Holi. Un total de 13 reyes gobernaron en Dahomey, donde encontramos uno de los
ejércitos de mujeres más populares de la historia de la Humanidad conocidas como las
Amazonas de Dahomey. No fue hasta el año 1892, casi 300 años después de su
fundación, que el reino fue derrotado por los franceses, pasando a ser después una
colonia hasta que consiguió su independencia en 1960 con el nombre, primero, de
República de Dahomey; y quince años después con el nombre de Benín.
Las crónicas de la guerra entre franceses y los fon de Dahomey aseguran que
algunas de las mujeres guerreras, una vez dominado el reino y obligadas a casarse con
los colonos, decapitaban a sus maridos cuando estos dormían.
Mati Diop (París, 1982) es una actriz y directora franco-senegalesa. Fue la primera
cineasta africana que ganó Palma de Oro en el Festival de Cannes. En 2024 gana el Oso
de Oro de la Berlinale por su película "Dahomey". [2]

Mati Diop (París, 1982) es una actriz y directora franco-senegalesa.
El primer
largometraje de Diop, Atlantic (2019),
ganador del Gran Premio de Cannes, mostró cómo las injustas condiciones de trabajo en el Dakar contemporáneo, empujan a los jóvenes a emprender un
peligroso viaje en bote a España. Los
fantasmas interviene para obtener justicia a los
migrantes senegaleses ahogados en
el Atlantico. La directora materializa lo zombie, rescata lo fantasamático, la
incorporación de espíritus de los muertos que está relacionado con la ancestral
cultura Yorubá.
El
film Dahomey sigue la repatriación de 26
esculturas de Francia a
Benín de un total de 7.000. Diop docu-ficcionaliza los acontecimientos de
2022, cuando los objetos del patrimonio cultural, incluidas las estatuas y
tronos de los reyes dahomenos del siglo XIX Glele y Béhanzin, fueron devueltos del Musée du Quai Branly-Jacques Chirac en París al
Palais de la Marina en Cotonú, Benín.
Estos
objetos habían sigo saqueados,
trofeos de guerra, por las fuerzas coloniales francesas del Reino de Dahomey (1600-1904).
El 95 % del patrimonio cultural de África se conserva fuera del continente y en museos importantes de Europa. Solamente en Francia hay colecciones
nacionales que albergan 90.000 objetos de África sub sahariana, de
los cuales 70.000 están dentro del
Museo del muelle Branly.
El resto se
encuentra en otras partes de París, en ciudades
portuarias como Cherburgo y Le Havre, y en
otros centros grandes como los de Lyon y Grenoble.
En
el film Dahomey, las esculturas desde el
principio, tienen una voz propia
que se escucha como una voz en off, como en
un aparte para el espectador.
Están
desantropocentralizadas, es decir son objetos que se conforman mas alla de la
razón o experiencia humana. Son de otra cosmovisión, africana, negra y Diop les otorga la voz fantasmal y
cavernosa a la escultura del rey Ghezo del siglo XIX.
Una ontologia no esencialista permite que las
piezas reflejen su contranarrativa.

El objeto "Número 26" llamado así por el personal del Musée du Quai Branly, sabe que tiene otros nombres, pero permanece en la oscuridad y no sabe lo que está por delante en su viaje. La estatua de madera de iroko, de más de dos metros de altura, es muy pesada y está decorada con cuchillas de hierro para imitar el plumaje de los pájaros. La cámara muestra a los montajistas emblando y poniendo en cajones de madera a las piezas, en su mayoría los trabajadores son hombres negros y árabes.
El director del Musée des
Civilisations Noires (Dakar, Senegal) despliega argumentos que, poco a
poco, van resquebrajando la negativa de los países occidentales a devolver el arte expropiado en África. "Podemos meterlas en museos,
llevarlas al lugar de donde fueron arrancadas, enterrarlas o quemarlas. Es nuestra decisión".
La voz en off que interpreta al rey Ghezo dice: "¿Me reconocerán? ¿Reconoceré lo que encuentro?" El sonido arroja una cierta melancolía
sobre Dahomey. Estas estatuas de dioses dahomeanos y tronos de reyes yorubá son miembros sin cuerpo.
¿Qué le sucede a un objeto
sagrado cuando es traslocalizado y desempoderado?

Las leyes relativas a los artefactos de los museos fueron, de hecho,
coescritas por antiguas potencias imperiales para proteger sus intereses. La Ley del Museo Británico de 1963 prohíbe actualmente la devolución total de los
artefactos.
«El Reino Unido
ha cuidado los Mármoles de Elgin del Partenón de Atenas durante generaciones.
La colección del Museo Británico está protegida por ley y no
tenemos planes de cambiarla».[3]
Los estudiantes discuten la decisión del presidente de Benín, Patrice Talon, de aceptar un préstamo de 22,5 millones de dólares de Francia para construir un museo en Abomey para alojar a las 26 piezas. La deuda es un
problema neocolonial y surge asi
una nueva problematica.
Los programas de ajuste
estructural forzaron préstamos a los países africanos del FMI con estipulaciones devastadoras.
La película de Diop nos invita a reflexionar sobre la
amarga longevidad del colonialismo,
la
gran escala del robo, sugiere Dahomey, permanece sin abordar y no reconocida,
incluso cuando se lleva a cabo la restitución condicionalmente o en préstamo.
La película
hábilmente deja en el aire la cuestión de las políticas colonialistas, que
atravesadas por las formulaciones esencialistas y antropocéntricas. Surgen nuevas preguntas luego
de la devolución de las piezas a donde fueron secuestradas.
¿Es el espacio
institucional el que debe albergar esta nueva vida de las piezas?
¿La espiritualidad
originaria, puede cohabitar con la deuda externa?
¿Se puede revivir el
contexto luego de haber sido arrancado de su espacio/ tiempo?
Quizás la única posibilidad es reinventar
sobre la herida abierta, adjudicarle una nueva categoría, para así salvar lo
que se pueda reparar, física y espiritualmente. Desalojar los esencialismos y
poner en práctica una ontología plana, donde los objetos encuentren formas de
beneficiarse espiritualmente, y los fantasmas finalmente recurran a otras
latitudes.
